Una de las alteraciones del ritmo cardíaco más frecuentes es la arritmia. Sus síntomas son bastante variados. No obstante, si no se toman las medidas adecuadas para tratarla, puede acarrear problemas más graves. En este artículo, explicaremos qué son, sus síntomas y qué consecuencias puede tener un paro cardíaco en el cuerpo.
¿Qué es la arritmia?
El ritmo cardíaco se divide en dos fases. En la diástole, el corazón se relaja y se llena de sangre, mientras que en la sístole el músculo cardíaco se contrae y la sangre es expulsada al torrente sanguíneo. Todo este proceso se lleva a cabo de una forma rítmica y regular. Esto es debido a que un sistema eléctrico promueve los impulsos cardíacos necesarios para que el corazón lata de manera constante. Cuando estos impulsos son producidos de una forma desordenada, el ritmo cardíaco se altera, lo que origina las arritmias.
Podemos encontrar dos clases. Las arritmias lentas y las arritmias rápidas. Por otro lado, pueden ser crónicas o bien puntuales. En caso de detectar la aparición de algunos de los síntomas, es importante acudir a un especialista para establecer el tratamiento más adecuado.
¿Qué síntomas tiene y cuál es su tratamiento?

Hay ocasiones en que los síntomas de las arritmias pueden pasar desapercibidos. No obstante, en la mayoría de casos, sí que suelen aparecer. A continuación, detallamos los más destacados:
- Palpitaciones. Es una sensación en la que se sienten de manera anormal los latidos cardíacos. Pueden ser percibidos como fuertes, irregulares, adelantados o taquicardias
- Síncopes. Debido a que el ritmo cardíaco es irregular, puede producirse una falta de riego sanguíneo en el cerebro que puede ocasionar desde mareos hasta pérdidas de conocimiento.
Ante la presencia de estos síntomas, lo más habitual es que se realice un electrocardiograma al paciente para estudiar su ritmo cardíaco. También puede ser que se haga un holter o registro electrocardiográfico ambulatorio. Mediante este tipo de exploración se captan los latidos del músculo cardíaco y se pueden conocer la clase y frecuencia de la arritmia.
Una vez diagnosticada y dependiendo de su alcance, se establece el tratamiento más adecuado. Esto puede ir desde la administración de anticoagulantes, la ablación mediante radiofrecuencia o la implantación de un marcapasos, entre otros.
Peligros de un ataque al corazón
Las arritmias pueden desencadenar problemas cardíacos más graves. Uno de ellos es el paro cardíaco o ataque al corazón. Cuando esto sucede, el volumen de circulación sanguínea se para o disminuye de manera drástica. Si la frecuencia cardíaca no vuelve a la normalidad pronto, pueden desencadenarse graves consecuencias.
Primero de todo, al no recibir sangre, las células del cerebro mueren por falta de oxígeno. Si se revierte la situación de forma rápida, las lesiones pueden ser leves o reversibles. En caso contrario, pueden producirse daños cerebrales muy severos e incluso la muerte de la persona. Además, el propio corazón también puede resultar dañado de manera permanente y el paciente puede sufrir una insuficiencia cardíaca crónica, lo que supone una disminución considerable de su calidad de vida.

El desfibrilador, un aliado indispensable
Como podemos ver, sufrir un paro cardíaco puede llegar a suponer la muerte de la persona. Por ello, disponer de un desfibrilador puede suponer salvar la vida del individuo. Este aparato realiza un diagnóstico automático y monitorea el ritmo del corazón con gran rapidez. Esto permite detectar la presencia de una arritmia u otro problema en el corazón. Una de sus ventajas es que es muy ligero y sencillo de usar. Además, en caso de que sea necesario, puede realizar descargas para recuperar el ritmo cardíaco. En Esforem disponemos de una amplia variedad de desfibriladores y cursos de formación en primeros auxilios. ¡Contáctanos!
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